lunes, 13 de diciembre de 2010

Mi padre, el dotor (sic)

Ventajas:

-Te hace recetas para cualquier cosa. ¿Tenés conjuntivitis? Podés ir directo a la farmacia y obtener tu Tobradex, Poenbioptal o el que más te guste sin necesidad de sacar un turno, esperar que sea ese día, que te revisen y, finalmente, te escriban y sellen el bendito papel. ¿Te sacaron una muela? Te da la receta para sobrellevar una dieta basada en amoxidal cada 8 horas a lo largo de dos semanas.

-He tenido urticaria cada vez que necesité justificar mis faltas cuando iba al colegio. Claro, es dermatólogo. Da la casualidad que siempre tenía urticaria, ¡y la receta estaba firmada por mi propio padre!

-Mi primer laburo fue como secretaria de su consultorio. Es decir, conseguí trabajo sin buscarlo. Y, encima, me comía todos los alfajores, chocolates y etcéteras que le traían los pacientes. Desventaja dentro de esta ventaja: era un embole, sobre todo cuando se acababan las cosas para hacer. Siempre terminaba poniéndome a dibujar sobre algún recetario vacío o leyendo algo mientras era interrumpida inesperadamente por el teléfono y las viejas que exigían un turno "¡urgente, lo antes posible!" cuando resultaba que sólo era para pedir una receta para unas manchitas imperceptibles y antiestéticas.

-A fin de año, los pacientes le regalan pan dulce, vinos cosecha tardía y otras cosas que son gratamente recibidas en el hogar.

-Dos veces en mi vida me abrí la cabeza y no tuve que ir hasta un hospital para que me cocieran o me pegaran con "la gotita". Fue todo artesanal y hecho en casa. Así quedé.

Desventajas:

-Toda la vida había querido ser médica y él me decía que no lo fuera, que después me arrepentiría. Una vez que, a los 16, le dije que quería seguir alguna carrera en Sociales y me empezó a decir que siguiera Medicina. ¿Quién lo entiende?

-A veces tiene diagnósticos bastante apocalípticos. Luego de ver que había adelgazado 10 kilos en 4 meses me mandó a hacerme el test de Mantoux, para saber si tenía tuberculosis. No tenía nada de eso. Hoy le describo mis dolores de panza y de intestinos -y otras cosas más que no vienen al caso- y me empieza a asustar con que podría ser celíaca. Antes de morirme por la enfermedad, creo que me moriría por enterarme de que no podría, a lo largo de toda mi vida, comer harinas o tomar alcohol.

-La soberbia de los médicos recibidos con diploma de honor. Mi hermana estudia Medicina y él le vive refregando en la cara sus notas que no bajaban de 8 -y sin estudiar mucho-, cuando ella vive recluida en casa estudiando -incluso les cambia la letra a las canciones para aprender de memoria palabras raras- y gracias si llega al 7. Siempre, después de estas situaciones, mi hermana termina abandonando la mesa y se va llorando hacia su pieza.

Contradicciones:
-Es médico y fuma.
-Es dermatólogo y tengo granos.
-Es médico y tiene linda letra, yo no.

Me da ternura -y lo compadezco en secreto- porque..
Quiere participar de un concurso literario cuando no sabe usar bien las tildes y, para inspirarse, se puso a releer Recuentos para Demián, de Bucay.

4 comentarios:

  1. mmmmm... cosecha tardía...

    el mío es abogado, igual que mi hermano.
    cuando me puse a estudiar letras suspiró y me dijo: "Aaahhh... qué inteligente que sos, elegiste algo tan lindo..."
    cuando había paro docente y en el colegio privado al que iba (toda una contradicción, según mis amigas) ni se mosqueaban, me firmaba la justificación de la falta en la que se leía "Justifico que mi hija XXX estuvo ausente con motivo de adhesión al paro docente".

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  2. Sí, realmente fuiste inteligente. Toda la vida me voy a replantear si tendría que haber estudiado Letras o Ciencias de la Comunicación, que es lo que terminé eligiendo.
    Jaja qué genio tu viejo..Che, pero los docentes eran tan pelotudos en creer esa justificación?

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  3. es que era la verdad!!! faltaba por eso!!!

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  4. Jaja mirá vos! Mmm entonces tus amigas tenían razón! Flor de contradicción, pero muy bien por vos, la única con conciencia sobre la educación pública!
    Beso.

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hacen los coros