sábado, 30 de octubre de 2010

Ariadna y el minotauro


El otro día soñé con ella y me desahogué traspasándola desde los tejidos oníricos al papel. Desde este laberinto intrincado que es mi cabeza a la simpleza de una hoja en blanco. Ariadna estaba en mi laberinto y mi sed era el minotauro.

martes, 26 de octubre de 2010

De latín y latidos

Miró la cartelera con la frente en alto pero el pecho a la miseria. Una bomba estaba por estallar en el sector superior izquierdo de su torso. Recordaba esa sensación: hacía dos años le había ocurrido lo mismo y se le habían empañado los ojos de la felicidad. Del orgullo que le dio ser, en ese momento, ella. Del reconocimiento que le dieron, las felicitaciones de la familia, las miradas de envidia de algunos compañeros y de admiración de otros. Después de aquel día ya no la describían como una estudiante más, había pasado a ser ella, con nombre y apellido, la ganadora del concurso. La becada. La criteriosa e impecable, según un profesor.
Pasó más de un año y vinieron más logros, consiguió lo que había pretendido conseguir: en un período de tres meses la habían llamado de tres importantes medios para que trabajara para ellos. Nuevamente las miradas envidiosas de compañeros, las felicitaciones de la familia y amigos, nuevamente orgullosa. Y así Laurita, cada vez que alguien osara levantar el burlete que salvaba del desaire a su corazón inflado, ese corazón-bomba, al borde del estallido; bloqueaba su ventana y olvidaba. Se desinflaba un poco y, más tarde, volvía a estar rebosante, porque la vida no podía sonreírle más. "Es una triunfadora", gritó su abuelo después de que ella le contara sobre una importante oferta laboral. Coronada de laureles, quisieron sus padres que fuera y le pusieron ese nombre. Y así la criaron para que lo fuera. Y todas las presiones fueron perforando ese corazón, cada vez más inflado y, al mismo tiempo, debilitado.
Pero todo ese aire de orgullo acumulado hizo que Laura creyera que era más de lo que podía ser. Y así olvidó lo que significaba su segundo nombre: ciega. Cecilia, la corta de vista. Más allá de su miopía y astigmatismo -que la obligaban a usar anteojos con un aumento considerable-, ella se había vuelto ciega figurativamente. No podía ver que no era la única, que no era la mejor, como habían querido hacerle creer y, aunque no quiso creerlo, terminó ocurriendo.
Miró la cartelera con la frente en alto pero el pecho a la miseria. Una bomba estaba por estallar en el sector superior izquierdo de su torso. Ya no era la de antes. Había fracasado. Ya no estaba coronada de laureles e identificó su ceguera figurativa. Y esta vez sí, el corazón-bomba estalló, sin amor ni triunfos para socorrerla.

domingo, 24 de octubre de 2010

Persona/je

Hace unos meses había escrito un texto que decía en una parte: "Me gusta que no haya cohesión interna entre mis distintas semanas, incluso entre los días de esas semanas, incluso entre las horas de esos días". Pero ya es suficiente. Sí, es interesante protagonizar corto y largometrajes tan disímiles entre sí en períodos de tiempo tan estrechos. Ahora me sitúo del otro lado de la pantalla y me afirmo como crítica y digo: me cansé de tanta ductilidad, de tanta plasticidad en mis interpretaciones. Quiero que este abanico de personajes se estanque en algún momento, quiero que me dejen de convocar para formar parte de un elenco diferente cada día. Quiero dejar de actuar y comenzar a vivir. Quiero dejar de vivir -vivir desde varios ángulos pero siempre desde acá- y comenzar a ser vivida. Quiero improvisar, pero no hacer monólogos. Quiero que alguien me de el pie inicial para expresar todo esto que está comprimido en mis adentros. Basta de luces, cámaras y acción, basta de puestas en escena, basta de maquillajes y vestuarios ficticios.
Odio ponerme sentimental, pero a veces me sientan bien las películas románticas. Necesito despertarme con alguien al lado y que ese cuadro se repita una y otra vez, no que sea tan sólo una escena suelta entre las tantas presentes en los 365 actos de mi obra anual. Sí, lo admito, este año me divertí. Protagonicé unas cuantas comedias románticas, y algún que otro drama; pero me harté de la ligereza de ese cine símil norteamericano.



El amor no responde a la voluntad.

jueves, 21 de octubre de 2010

Sin enviar


Buenos Aires, 21 de octubre de 2010
Estimada:
Desde que conozco a mi amigo nunca tuvo suerte con las minas. Yo viví la historia de su primer noviazgo en serio, su primera relación sexual, su primera gran desilusión amorosa, sus intentos fallidos por conseguir a alguien, sus años y años de no concretar absolutamente nada. Incluso su desliz para saciar su irrefrenable sed corporal al recurrir a un sorbo de sexo sin amor con una desconocida que no le atraía en lo más mínimo. Yo viví todo eso. Sólo te pido que ahora, que está muy contento ahora que te encontró, no lo desilusiones.
Quizás te genera un poco de intriga el mundo lésbico, quién lo sabe. Quizás lo hacés sólo para contarme dentro de tus conquistas. Quizás sólo te estás divirtiendo. Pero te pido por favor: con mi amigo no se juega. Quizás fue la sacudida que les dio aquel tequila, mientras yo me conformaba con la levedad de esa Schneider. No sé. Pero te pido por favor: no juegues con mi amigo ni tampoco conmigo. No te pongas a mover cual péndulo tu cadera, adherida a mis espaldas, deslizando tus manos en mi cintura, susurrándome palabras al oído con mi amigo ahí al lado. Por favor, no lo hagas. No me acaricies la pierna, no me hablés con tu boca a dos centímetros de distancia. La carne es débil, pero la amistad no.

Gracias.

Atte.

Yo. 

viernes, 15 de octubre de 2010

Before suicide

"Siento que soy una mujer anciana en el cuerpo de una joven", dijera la bella Julie Delpy allá por el '94. Y es en estos momentos en que confirmo sus palabras desde este sitio y a 16 años del rodaje de Before Sunrise. Realmente hay algo que no está funcionando bien acá. O yo tengo la vieja quejándose acá adentro, o aquella señorita tiene incorporado, como el joven de pelo grasoso y ojos azules que interpretaba Ethan Hawke, al niño de 13 años que todavía está tomando sus notas a modo de ensayo de vida, preparándose para el momento en que realmente haya que hacerlo.
Y es en estos momentos en que no sé si estoy cansada de la tecnología -que tanto ayuda, hay que admitirlo-, o cansada de estar hablando hace dos meses por Msn con una chica 4 años mayor, que evidentemente no quiere crecer, que ya la invité a salir, que al final nunca ocurrió, que le dejé de hablar y, sin embargo, sigue hablándome. ¿Con qué intenciones? No tengo la menor idea. ¿Acaso las chicas de ahora prefieren un contacto pura y exclusivamente cibernético? Entonces yo no soy de esta época. La vieja que duerme la siesta en mi cuerpo se cansó de mover los dedos solamente para acariciar el teclado. La vieja que reposa en mis entrañas se hartó de escuchar jazz junto a otra persona a través de links. Basta. Basta de conversaciones ficticias, como aquella que Celine y Jesse tenían en aquel bar de Viena con sus manos simulando tubos de teléfono.

Nota al pie: Mientras terminaba de escribir esto, ¿adivinen quién me habló por msn?

lunes, 11 de octubre de 2010

Aún mi sexo late
y mi corazón es penetrado
por ella.
Mi entrepierna,
seno de la vida.
Mi vida entre sus senos,
sus piernas.
Mis piernas son ramas
que buscan la luz,
se despliegan,
y con el lejano recuerdo
de la humedad
de su tierra,
corre la savia,
corre mi sangre,
se enarbolan ideas
(perversas),
germinan mis labios,
y mis ojos entierran
lo que ellos abiertos
no dejan que vea.
La voz del interior
nuevamente resuena
"Dejar de lamentar
de su cuerpo la pérdida.
Dejar de arrojar flores
al cadáver bajo tierra.
Que pronto los pétalos húmedos
y las hojas frescas
estarán tan muertos,
tan tiesos como ella".
Podé sus raíces
de mi maciza cabeza
e intenté cultivar,
en su lugar,
nuevas rarezas.
Pero tan sólo se trata
de desprolijos especímenes,
de secos arbustos.
de insulsas malezas.
La savia aún corre
por mis excitadas venas.
Y mi excitación corre
por mis no tan sabias venas.
Porque sigo desenterrando
su enraizado recuerdo.
Y, como un fabuloso fenómeno
de la naturaleza
su recuerdo echa raíces
y, más y más, me entierra.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Autoestimulación

Recupero mil placeres con mi hemisferio izquierdo. Luego, del otro lado, nada consigue sorprenderme. Todo es puro suspenso, porque puedo anticipar lo que vendrá, pero no de qué manera lo hará ni qué vendrá luego.
Tan abstraída de todo y, a la vez, tan encarnada mentalmente, las vivencias auténticas nunca logran sorprenderme. Todo está bien adentro, recuperado de un afuera. Luego, cuando hay afuera, nada revoluciona mis adentros. Mi placer es mi mente. Mi mente es mis ojos. Mis ojos son pura fachada. Pero las fachadas sólo me fascinan si las reconstruyo con la mente.
Podría no depender de nada ni de nadie y elaborar, con negativos cerebrales y técnicas aprendidas empíricamente, todo un proyecto de film autobiográfico. Con guiones de conversaciones ya tenidas y actores -conocidos por mí, o no- podría (re)elaborar sensaciones para deleitarme, sola. Podría extraer escenas de relaciones obsoletas y el tacto de alguien aplastado por el tiempo para armar largometrajes dramáticos, pornográficos. Podría dejar de vivir y volverme mera espectadora. Podría dejar de actuar y sólo montar, sólo ser directora. Podría fascinarme con comunidades excéntricas, lujuriosas, sedientas, y seguir siendo un solitario y egocéntrico coleccionista que adora su cuidada filmoteca. Pero espero mucho más.



Texto de hace algunos meses que, sin dudas, sigue teniendo vigencia.

lunes, 4 de octubre de 2010

Ex-abrupto

"Lo voy a tener que analizar con mi psicóloga", me dijo después de escuchar la noticia.
Es que mi ex -mi ex de sexo masculino de cuando yo tenía 16 años- empezó a ponerse pesado. Desde el miércoles, sutilmente, fue acercándose con mensajes de texto, preguntando cómo iba mi vida. Yo, cortésmente, respondía: que el laburo, que la facu, todo bien, por suerte. Ya cuando mandó el tan predecible: "¿Hacés algo el sábado?" opté por hacerme la boluda. Empezó a ponerse insistente y mandó otro a los 10 minutos (el típico e insoportable: "Te llegó mi mensaje?") No te respondo, pensé, así te das cuenta que lo nuestro quedó allá a lo lejos, bien lejos.
El sábado sonó el celular. Decía: "Llamada de Catriel" (sí, se llamaba Juan Catriel. La madre es profesora de historia, habrá sido un intento de homenaje a la dinastía de caciques ranqueles. De hecho fue MI profesora en el secundario).
No atendí.
Pasó una hora. Volvió a la carga.
No atendí.
Y bueno, sonó por tercera vez y atendí. "Hacés algo hoy?", me preguntó. No, pero tampoco tengo ganas, le dije. En un principio pensaba mantener su orgullo de macho intacto, pero cambié de opinión. Y ahí empecé, no pude parar. Que no sé qué querés conmigo, amigos no vamos a ser, novios menos. Cómo te explico... No miro más hombres.
Silencio.
En serio? NO LO PUEDO CREER! (gritaba porque no sé qué se habría tomado antes de llamar). SOS LA SEGUNDA NOVIA QUE TUVE Y QUE SE HIZO LESBIANA!
"Lo voy a tener que analizar con mi psicóloga", dijo.
"Mirá vos! No lo puedo creer!", repetía. "Bueno, cuando estés con alguna chica avisame que yo no soy celoso" (No pudo caer tan bajo el muy pelotudo).
Corté el tel.
Suena una vez más. Mensaje: "Laura, te re banco".
Le respondo: Ya no sé si hablás en serio, en joda o chupaste mucho.
Responde: Las tres, como vos, yo y tu novia.
Evidentemente, no respondí. El fastidio ya era abrumante.

sábado, 2 de octubre de 2010

Para escuchar

Descubrí la grabadora de sonidos en casa y me puse a grabar. Hay algunas pifiadas, pero soy muy impaciente y no me da ganas de grabar lo mismo más de una vez.
St. James Infirmary Blues es un tema viejísimo, versionado por muchos artistas y bandas grosos como Louis Armstrong, Billie Holiday, Joe Cocker, The Doors, The White Stripes y por mis adoradas Janis Joplin y Viviana Scaliza.
Espero les guste.