Sábado 10 am en el Centro Armenio de Palermo para empezar con las clases de francés. Esperando encontrarme gente copada de una vez por todas en este Laboratorio de Idiomas -que parece más bien un laboratorio de experimentación científica, por el tipo de gente que me suelo encontrar-, llegué a horario y mi módulo era el único que no tenía aula asignada. Me dirijo de nuevo a la secretaría. La señora me dice que espere en el patio, que todavía no llegó la profesora. En la espera, voy descubriendo a mis compañeritos. Dos señoras, una psicóloga de 60 y otra jubilada de alrededor de 70 que venía vestida con raqueta en mano para irse después a jugar al tenis, se encuentran y se saludan a los gritos. Se vé que se conocían de otros módulos. Al lado mío, un tipo de más de 35 años, ingeniero agrónomo, me mira y me dice: "¿No vino la profesora todavía? Ya son 10:10, ya no viene." Yo le digo: "No, parece que no vino. Igual, por diez minutos, no creo que no venga. Se le habrá hecho tarde". Y dice: "¡No puede ser, yo organicé toda mi semana para venir acá!" (Yo pensando: pará un poco, chabón, tomate las cosas más tranquilo!). A los dos minutos viene la profe. "Allons, allons à la clase". Hasta que nos encontraron el aula, pasó como media hora.
Cada uno tuvo que describirse, por supuesto, en francais. "Je suis une folle. Je ne suis pas mariée, je n'ai pas des infantes, j'ai un copain très fou, comme moi". Así se describió la setentona. ("Soy una loca. No estoy casada. No tengo hijos. Tengo un novio que está igual de loco que yo"). Qué personaje, pensé.
El ingeniero agrónomo es bastante reservado y racional. Y dijo estar "très content de s'être divorcé il y a 8 àns".
Después llegó una de 25 años, a punto de recibirse de farmacéutica. Parece más chica de lo que es y esa gente bastante aburrida.
En fin. Para cerrar la clase, me juntaron con la de 25 y la de 70 y tuvimos que elaborar una publicidad sobre unas catedrales de Francia. Cuando terminamos, la de 70, sentada bien cerca, me agarra la pierna y me dice: "¿Quién lee?" "No sé..que lea ella", le dije. Me vuelve a mirar y me dice: "Chèrie, yo soy muy toquetona, pero mirá que no soy lesbiana!". Me reí por dentro y le dije "Y qué tiene si lo es, yo lo soy". La vieja se quedó chata.
La clase terminó y me fui pensando..quel laboratoire!
Jajajaja, mortal! Me imagino la cara de la vieja :'D
ResponderEliminarCreo la próxima vez va a pensar dos veces antes de tocarme una pierna!
ResponderEliminarSaludos.