Está bien, aceptalo. Total, estás hablando con vos misma, que te conocés mejor que nadie. Y eso sólo ocurre cuando tenés algo bien atorado ahí adentro de los sesos que no querés dejar salir y, por eso, te lo terminás repitiendo una y otra vez, una y otra vez hasta el hartazgo. Sopesemos el asunto: te encanta, nunca conociste a alguien así, con quien puedas pasar horas hablando de esa manera, que compartan ese amor por la música, las artes plásticas, los viajes; con quien te sientas así de respetada, querida, etcétera, etcétera. PERO, ¿por qué tenía que ser hombre? Porque no es que eso sea un defecto, para nada, pero... sabés que lo único que está jodiendo todo el asunto es que nunca pudiste encontrarle la gracia a coger con uno. No importa que él te encante en todos sus aspectos, no hay con qué darle, a la hora del sexo, necesitás un cuerpo femenino. Y encima me parece que se dio cuenta, ¿o no? No sé, la verdad. Pero lo que no entiendo -y me parece que vos tampoco- es por qué él después te dijo: "Sos rara". Sí, y obviamente no me iba a quedar con la duda. ¿Le preguntaste por qué? Sí, me dijo que no sabía cómo explicarlo, sólo podía decir que tengo una "manera extraña de encarar el acto sexual", pero que no lo decía peyorativamente. No entiendo nada. Seguramente él tampoco, no te creas la única desorientada. Sí, sí, ya hablamos de esto otras veces...a veces sos bastante reiterativa. Si esto ya te había pasado antes, ¿por qué volvés a intentar? Y encima te venís a involucrar emocionalmente, porque se te nota, estás enganchada. Pero te voy a ser sincera, y perdoname que sea tan directa...me parece que no hay con qué darle, te gustan demasiado las mujeres.
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