miércoles, 28 de noviembre de 2012

Tiempo

No hay mejor metáfora del tiempo que un reloj de arena. Pasa, se escurre gradualmente, grano por grano. Pero siempre se mantiene dentro de los límites del recipiente de vidrio. El tiempo nunca se pierde.  En una época estuve loca y pensaba maneras de no perder el tiempo. Por ejemplo, levantándome a las 5 am todos los días, sin tener la obligación de hacerlo. Quizás fue la época más infeliz de mi vida. Ahora pienso en maneras de no malgastarlo. Y no se me ocurre ninguna. 





miércoles, 14 de noviembre de 2012

De novelas, no-velas y nouvelles


Los sucesos de los últimos días me revelaron algo. Sí, por supuesto que para llegar a la revelación tuve que pasar por los llantos, devenidos en dolores de cabeza, devenidos en miligramos y miligramos de ibuprofeno para tapar lo que no tenía tapa. No sé si fue el ibuprofeno o los pensamientos que me acosaban –cada vez más me convenzo de que se trata de la segunda opción-, pero empecé a sentir que mi estómago se encogía cada día más. Renuncié a la comida parcialmente y en contra de mi voluntad. No podía. Hace poco empecé a leer una novela, El club de los ángeles, de Luis Fernando Verissimo. No me acuerdo si ahí o en una crítica que había leído sobre el libro decía que todo pasa: el amor se pasa, el dolor se pasa, pero el hambre siempre vuelve. Estoy empezando a dudarlo. De lo que sí estoy segura es de que pude extraer algunas frases muy buenas del primer capítulo de esa novela. No-vela. Nunca me había puesto a pensar en ese juego de palabras. Las novelas no velan, revelan. Cierto, y en la primera oración de este texto dije que había tenido una revelación. Y por ahí tiene que ver con otra frase que leí de ese libro: “El crimen inventado es peor que el real. Porque si este último puede ser accidental, o fruto de una pasión momentánea, nunca escuché de un crimen ficticio que no haya sido premeditado”. Y quizás eso es parte de la revelación que estoy teniendo mientras escribo. El crimen que me volvió víctima –odio esa palabra, pero a veces es necesario ponerse vulnerable- fue un crimen real, producto de una pasión incontenible, de un rebalse de energía negativa muy poderosa, que me fue disgregando por dentro, muy de a poco. Una tarea verdaderamente fina y al mismo tiempo descontrolada. La cuestión es que, pienso, si el crimen más cruel es el de la ficción, por ser premeditado, no me queda otra que inventar mi propio crimen, ponerme a escribir y superar al crimen real. Inventar un crimen ficticio en el que soy un ser despiadado y malvado que destruyo todo lo que encuentro a mi paso, incluso a las personas de mi círculo más íntimo.
Sería una buena estrategia para sacarme este ahogo que siento en el estómago.

Es curioso encontrarse en un lugar extraño que, al día siguiente, parece haber conformado parte de un capítulo de una novela reveladora. Y que hayan venido las náuseas, los temblores, las palpitaciones y todo el estrés emocional que vengo arrastrando hace meses. Como cuando era chica y me iba de campamento o a dormir a la casa de una amiga y me dolía la panza. No creo que fuera a extrañar con la panza, yo nunca fui de extrañar, y menos cuando era chica. Pero sí creo que es la novedad (del lugar, de las personas). Novela corta se dice nouvelle, que suena a nouveau pero en femenino. Quizás porque ingresamos, en un corto plazo, en un nuevo mundo (femenino) al leerla. Y los cambios a corto plazo son traumáticos. Y quizás ese sea el crimen ficticio más interesante y desgarrador al mismo tiempo.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Quedé intrigada

Sábado 3 de noviembre. 00:03 hs.

Yo me encontraba leyendo un texto de Horowicz, como buena persona desesperada porque tiene parciales el 13 y el 14 de noviembre y el 15 una entrega final de un TP (razón por la cual voy a matar a los organizadores de la Marcha del Orgullo por hacerla siempre el sábado previo a mi crisis facultativa).

Cuestión que, mientras leía sobre las diferencias en el programa político de la UCRP y la UCRI, sonó mi celular.

Yo: Hola?
Desconocida: Hola, Laura?
Y: Sí...Quién es?
D: Romina.
Y: Romina...? (No conozco a ninguna Romina).
D: Sí, mirá te explico. Yo soy hetero, pero vos me flasheaste la cabeza y quería saber si estabas saliendo con alguien.
Y: Eh...mirá, yo acabo de separarme de mi novia, pero no sé si estoy en condiciones de conocer a alguien en este momento...
D: Ah, es un bajón, porque de verdad me gustás mucho!
Y: Pero, esperá, de dónde sacaste mi teléfono?
D: Eh...No importa, lo conseguí.
Y: Y de dónde me conocés?
D: De la facultad.
Y: Pero...yo te ví alguna vez? Hablamos?


Se cortó. O me cortó. Me dejó con una intriga bárbara. Quién será? No sé si era verdad que iba a mi facultad, no sé si su nombre verdadero es Romina, no sé si era una joda de alguien, no sé.

Lo qué sé es que me hizo acordar a esto:


viernes, 2 de noviembre de 2012

Vacaciones impares

Hace unos meses mis viejos decidieron irse de vacaciones, al igual que todos los Año Nuevo, a Huerta Grande, Córdoba. Al rato, se sumaron mis abuelos. Pasó un tiempo y mis viejos nos ofrecieron invitarnos a mi hermana y a mí con nuestras respectivas parejas. Y les dijimos que sí.

El domingo pasado, con Dana decidimos separarnos. Y quizás sea mejor así. Curiosamente, el domingo pasado fue 28 de octubre. El mismo día del 2011 ella había decidido que quería estar sola y me dejó. Pero volvimos un poco más de un mes después.

Cuando hace un rato mis viejos me dijeron que vaya diciéndoles qué día íbamos a salir para allá, largué todo: "Voy sola".

Qué divertidas van a ser una vacaciones así! Todos en pareja menos yo! Todos besándose en Año Nuevo, a la luz de los fuegos artificiales, con los pinos de fondo. Y yo sacando las fotos.