Cada cual tiene un trip en el bocho, pero por suerte pudimos ponernos de acuerdo. Fue la separación más sensata, madura y emotiva que tuvimos. No hubo gritos, ni palabras hirientes, sino de apoyo y esperanza. Esperanza de reencontrarnos algún día con una sonrisa. Esperanza de vernos mucho mejor que ahora y ser felices por ver feliz a la otra.
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hacen los coros