Sí, señoras y señores, porque no era de esperarse mucho menos del lugar en el que se fabrican las noticias, al surgir el rumor de que una de las nuevas le gustaban las chicas, la primicia corrió como pólvora en la redacción. Cuando mi editor se enteró de que, en julio, yo me había ido por dos días a "conocer a alguien" a Córdoba Capital, no podía faltar la inquisición: "¿quién es alguien?". Y yo le detallé que se trataba de una chica que había conocido a través de su blog.
Bueno, las aguas permanecieron tranquilas desde esos primeros días de agosto...hasta ahora. Llegó el gran festejo de fin de año del laburo. Se organizó una fiesta en un boliche en pleno centro, con comida y barra libre. Y, así como se destaparon unas cuantas botellas de cerveza, New Age y Champagne Triple Sec, unos cuantos personajes se destaparon también. Me encontraba charlando con las compañeras -da la casualidad que sólo fueron las que no me interesan; porque es regla: las que me gustan siempre son las amargadas que no salen-, y estaba aburrida por la música monótona que retumbaba en las paredes. De repente, llegó una tarotista y me pidió que eligiera una carta. "En lo laboral habrá muchas opciones hasta mayo", dijo. "Y en el amor...¿estás en pareja?". No, le dije (¿no se supone que eso lo tiene que adivinar ella? En fin...) Afirmó, con un halo de misterio: "Hay alguien nuevo en el ámbito laboral...con buena posición económica". Me acabo de enterar de que hay alguien nuevo...por ahora siempre las mismas y todas hetero (incluso las que tienen pinta de ser todo lo contrario).
La tarotista se retiró y me crucé a mi editor. Le conté sobre el tarot y me dijo..bueno, por lo menos, entre nosotros, podemos hablar de mujeres. Y así la conversación se derivó, hasta que le pregunté cual le gustaba de la redacción. "Vos". Atónita, me reí incómoda y le dije, bueno..sin contarme a mí. "Vos", repitió. Intenté llevar la conversación hacia otra parte hasta que llegamos a un punto en que me contó que, antes de que yo entrara a laburar, él andaba con una mina que le había propuesto sumar a una chica más a la cama. Apenas le conté lo de mi viaje a Córdoba, en julio, los otros editores se enteraron y empezaron a decirle que me hiciera la propuesta. Se nota que no me dijo nada porque se dio cuenta de que no habrían chances. Y, a todo esto, tengo que aclarar que vive con su mujer y su hija de 4 años.
Pasaron unas horas, la música se puso más interesante. No tardó en llegar otro de los editores, que me sacó a bailar. Yo siempre me presto porque sé lo que está por venir y las historias que después les puedo contar a mis amigos para reírme un buen rato con ellos. Me preguntó qué chicas me gustaban de la redacción. Le hablé de las dos amargadas que no habían ido a la fiesta. "¡Ah, pero te gustan las que parecen tipos en cuerpo de mujer! ¿Por qué no te gustan más femeninas? Y, entonces, ¿por qué los hombre no?". Bueno, son de imaginarse mis caras de orto, mis respuestas y demases. Me señaló a una de pelo cortito que pasó al lado nuestro. "A que esa es bi", me dijo. "Te acompaño y vemos quién se la levanta", me desafió. Ya no sabiendo qué esperar de este hombre, le dije que no, que tenía que entender que, en lo que a mujeres se refiere, los hombres no piensan igual que yo, que a mí no me gusta eso de ir y agarrarme a desconocidas, que necesito conocer mínimamente a la persona, etc, etc. Y, para cerrar esa noche, me dice: "¿Te puedo decir algo? Te lo voy a decir porque sé que no habrá respuesta de tu parte". ¿Qué?, le pregunté. Me miró y me dijo: "Yo te cogería". Justo llegó Inecita para socorrerme de las fauces de esta bestia y nos fuimos a tomar un taxi hasta Córdoba, donde me tomé el colectivo.